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martes, 19 de agosto de 2014

¡Oh, el poder de sus palabras escritas!

Somos amigos, hablamos, podemos hablar de cualquier cosa por debajo o por encima de las estrellas. El texto coqueto ocasional se encontró con una aceptación abierta y, de nuevo, se dió. Y cuando se hizo un poco más intenso, le pidió que parase y que fuera dulce y paciente. Mientras, todo su propio impulso reflexivo crecía dentro de ella. Tenía que presionar para atraparlo. Se sentía atraída hacia él y su bien utilizado vocabulario. Sus palabras justas eran racionales. Ella se entrega otra vez a llevar de nuevo los coqueteos lúdicos, sabiendo que él va a responder, si lo desea. Sólo que esta vez no se echará para atrás. No le pedirá que se detenga. Las palabras vienen y van, seguidas por frases cada vez más seductoras. Él sigue presionando para ver hasta dónde puede llegar. Ella las siente como si la estuviera presionando contra la pared con el fin de encontrar su línea. Casi bromeando, no atreviéndose a respaldarle de nuevo. Pero, no esta vez, antes de que ella sepa que cada notificación la tensa, se pierde en el mundo de palabras que él ha construido para jugar con ella.

Espera con ansiedad, preparada, casi necesitando la siguiente frase. Sus palabras de fantasía la consumen. Sólo ver sus letras en la pantalla de su ordenador le producen una enorme presión en su pecho. No tiene ni idea si él siente cualquiera de las palabras que le envía y el pensarlo, le preocupa, porque está atrapada en cada mail suyo. Ella sigue cada palabra de él como si estuviera físicamente con ella. Se aferra a su clímax hasta que él no le dé otra opción. Puede sentir su castigo como si lo leyera. Lo siente todo. Siente la desesperación de gritarle. ¿Qué ha hecho ella para que él la reduzca? ¿Por favor? Ella no le roba tanto tiempo, pero está colgada a las palabras de él.

“¡Oh, Maestro de la escritura dominante, soy su esclava! Espero que llegue pronto. Le necesito. No puedo esperar a la siguiente orden. Cóncedame la liberación,” ella le escribió.

“Lleno mis momentos de angustia esperando ver más de su dominación, agraciando mi pantalla y llenándome a mí misma. Pensando en usted, anhelándole. Soy su esclava, domíneme, ordéneme. Desde miles de kilómetros de distancia, me está dando el tormento más dulce, y más me duele. Es demasiado fuerte, no puedo pararlo, no quiero detenerlo, pero necesito que usted acabe. Termine conmigo, termine la historia. ¿Cómo estas palabras pueden traerme tanto complemento? Necesito saber. ¿Cómo va a terminar conmigo? Hágame gemir y gritar cuando no pueda oírme. Haga que me corra, Usted, Amo de la tortura. Parece una eternidad.”

“Al llenarme yo misma, me tiene a punto y tengo que esforzarme para detenerme. Por favor, concédame esta liberación. Es demasiado para estar desnuda, dígame cómo puedo correrme. Se lo estoy rogando, desde miles de kilómetros de distancia, de rodillas, por usted. Esperar con esta angustia es doloroso. Su dulce sufrimiento ha encontrado su camino en mi carne. Mis muslos arañados, me he tirado de los pelos, mis pezones y pechos magullados. Entre mis piernas, una humedad palpitante y el coño dolorido. Nunca me han hecho que me orine, pero puedo sentir que va a suceder. Usted me obligará a cumplir algo que yo nunca he hecho. Un Amo auténtico. Siempre quiero hacer su orden y todavía no me he corrido. Sin embargo, no puedo esperar mucho más tiempo. Necesito liberarme. Necesito su permiso y no tengo otra opción. Usted ha tenido la habilidad de dominarme solo con las palabras. Soy su esclava. Usted es mi Amo, mi Señor y mi Dueño.”

“Los jugos a los que usted hacía referencia corren hacia abajo por mis muslos. La flor está hinchada y llena. Ansiosa de darle el clímax que usted me pidió y, ¡oh, con cuántas palabras diferentes! Usted está en las alturas. Necesito correrme con usted. Me duele con la necesidad de mi sangre que me produce escalofríos. Me ha hecho un lío y nunca ha estado en la misma habitación conmigo. Nunca he oído su voz. Me martillea como una sustitución barata para usted, dentro de mí con la esperanza de romper un poco la angustia. Cada vez que intento acercarme, no puedo esperar. Me estoy corriendo. Avergonzada. La tension se libera y, por lo tanto, su siguiente y agonizante párrafo de la descripción celestial entra a través de mis ojos y la presión se acumula directamente. ¡Folla! Estoy tendida en el charco de mi climax refrescandome bajo el ventilador del techo y todo fue por no… Estoy de nuevo en la necesidad de… nunca he sido capaz de orinarme hasta ahora. ¿Qué me ha hecho? Le pregunté esto. Después de todo, son solamente palabras. Temblando, mientras atravieso el país de su dominación. ¡Oh, Dios mío! ¿Cómo me hizo esto? ¿Por qué le dejé que lo hiciera? El temblor me produce escalofríos y estoy preparada para más. Sólo para que termine conmigo, rompáme.”

“Córrete para mí y cóncedeme el final. Termina nuestra historia,” le escribe.

Ella está a punto de explotar de nuevo. Por fin, ese mundo de fantasía constuido con palabras viene con las lluvias que caen alrededor de ella. Lo necesita. Le necesita. Jadeando, temblores, abrasada de no creer y una mezcla de evidencias de que Él es su Amo, hace que su cama se sienta llena. Eso es todo lo que ella sueña cuando recuerda su control, sin decirle ni una palabra. Él la sube, la levanta y la empuja hacia nuevos límites y la rompe.

“¡Oh, Señor, este es el poder de sus palabras escritas!” Escribe ella.

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