Somos
amigos, hablamos, podemos hablar de cualquier cosa por debajo o por encima de
las estrellas. El texto coqueto ocasional se encontró con una aceptación
abierta y, de nuevo, se dió. Y cuando se hizo un poco más intenso, le pidió que
parase y que fuera dulce y paciente. Mientras, todo su propio impulso reflexivo
crecía dentro de ella. Tenía que presionar para atraparlo. Se sentía atraída
hacia él y su bien utilizado vocabulario. Sus palabras justas eran racionales.
Ella se entrega otra vez a llevar de nuevo los coqueteos lúdicos, sabiendo que
él va a responder, si lo desea. Sólo que esta vez no se echará para atrás. No
le pedirá que se detenga. Las palabras vienen y van, seguidas por frases cada
vez más seductoras. Él sigue presionando para ver hasta dónde puede llegar.
Ella las siente como si la estuviera presionando contra la pared con el fin de
encontrar su línea. Casi bromeando, no atreviéndose a respaldarle de nuevo.
Pero, no esta vez, antes de que ella sepa que cada notificación la tensa, se
pierde en el mundo de palabras que él ha construido para jugar con ella.
Espera
con ansiedad, preparada, casi necesitando la siguiente frase. Sus palabras de
fantasía la consumen. Sólo ver sus letras en la pantalla de su ordenador le
producen una enorme presión en su pecho. No tiene ni idea si él siente
cualquiera de las palabras que le envía y el pensarlo, le preocupa, porque está
atrapada en cada mail suyo. Ella sigue cada palabra de él como si estuviera
físicamente con ella. Se aferra a su clímax hasta que él no le dé otra opción.
Puede sentir su castigo como si lo leyera. Lo siente todo. Siente la desesperación
de gritarle. ¿Qué ha hecho ella para que él la reduzca? ¿Por favor? Ella no le
roba tanto tiempo, pero está colgada a las palabras de él.
“¡Oh,
Maestro de la escritura dominante, soy su esclava! Espero que llegue pronto. Le
necesito. No puedo esperar a la siguiente orden. Cóncedame la liberación,” ella
le escribió.
“Lleno
mis momentos de angustia esperando ver más de su dominación, agraciando mi
pantalla y llenándome a mí misma. Pensando en usted, anhelándole. Soy su
esclava, domíneme, ordéneme. Desde miles de kilómetros de distancia, me está
dando el tormento más dulce, y más me duele. Es demasiado fuerte, no puedo
pararlo, no quiero detenerlo, pero necesito que usted acabe. Termine conmigo,
termine la historia. ¿Cómo estas palabras pueden traerme tanto complemento? Necesito saber. ¿Cómo va a terminar conmigo? Hágame
gemir y gritar cuando no pueda oírme. Haga que me corra, Usted, Amo de la
tortura. Parece una eternidad.”
“Al llenarme
yo misma, me tiene a punto y tengo que esforzarme para detenerme. Por favor,
concédame esta liberación. Es demasiado para estar desnuda, dígame cómo puedo
correrme. Se lo estoy rogando, desde miles de kilómetros de distancia, de
rodillas, por usted. Esperar con esta angustia es doloroso. Su dulce
sufrimiento ha encontrado su camino en mi carne. Mis muslos arañados, me he
tirado de los pelos, mis pezones y pechos magullados. Entre mis piernas, una
humedad palpitante y el coño dolorido. Nunca me han hecho que me orine, pero
puedo sentir que va a suceder. Usted me obligará a cumplir algo que yo nunca he
hecho. Un Amo auténtico. Siempre quiero hacer su orden y todavía no me he corrido.
Sin embargo, no puedo esperar mucho más tiempo. Necesito liberarme. Necesito su
permiso y no tengo otra opción. Usted ha tenido la habilidad de dominarme solo
con las palabras. Soy su esclava. Usted es mi Amo, mi Señor y mi Dueño.”
“Los jugos a
los que usted hacía referencia corren hacia abajo por mis muslos. La flor está
hinchada y llena. Ansiosa de darle el clímax que usted me pidió y, ¡oh, con
cuántas palabras diferentes! Usted está en las alturas. Necesito correrme con
usted. Me duele con la necesidad de mi sangre que me produce escalofríos. Me ha
hecho un lío y nunca ha estado en la misma habitación conmigo. Nunca he oído su
voz. Me martillea como una sustitución barata para usted, dentro de mí con la
esperanza de romper un poco la angustia. Cada vez que intento acercarme, no
puedo esperar. Me estoy corriendo. Avergonzada. La tension se libera y, por lo
tanto, su siguiente y agonizante párrafo de la descripción celestial entra a
través de mis ojos y la presión se acumula directamente. ¡Folla! Estoy tendida
en el charco de mi climax refrescandome bajo el ventilador del techo y todo fue
por no… Estoy de nuevo en la necesidad de… nunca he sido capaz de orinarme
hasta ahora. ¿Qué me ha hecho? Le pregunté esto. Después de todo, son solamente
palabras. Temblando, mientras atravieso el país de su dominación. ¡Oh, Dios
mío! ¿Cómo me hizo esto? ¿Por qué le dejé que lo hiciera? El temblor me produce
escalofríos y estoy preparada para más. Sólo para que termine conmigo, rompáme.”
“Córrete
para mí y cóncedeme el final. Termina nuestra historia,” le escribe.
Ella está a
punto de explotar de nuevo. Por fin, ese mundo de fantasía constuido con
palabras viene con las lluvias que caen alrededor de ella. Lo necesita. Le
necesita. Jadeando, temblores, abrasada de no creer y una mezcla de evidencias
de que Él es su Amo, hace que su cama se sienta llena. Eso es todo lo que ella
sueña cuando recuerda su control, sin decirle ni una palabra. Él la sube, la
levanta y la empuja hacia nuevos límites y la rompe.
“¡Oh, Señor, este es el poder de sus palabras escritas!” Escribe ella.
“¡Oh, Señor, este es el poder de sus palabras escritas!” Escribe ella.
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