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sábado, 25 de octubre de 2014

Guía para lamer el coño

Secuenciada en quince pasos.

1.- Díle que es muy hermosa y lo que ella significa para tí.
La mayoría de las mujeres son tímidas con respecto a su  cuerpo. Incluso, si tienes a la mujer más hermosa del mundo en la cama, ella se estará preocupando por si te gustará su cuerpo. Díle que es hermoso, díle qué partes te gustan más, díle cualquier cosa y consigue que confíe en ti lo suficiente para dejarte bajar entre sus piernas.

2.- Detente y aprecia su única flor.
Ahora, detente y observa lo que ves. Hermoso, ¿verdad? No hay nada que haga a una mujer más singular que su coño. Lo sé. He visto muchos de ellos. Los hay de todos los tamaños, colores y formas; algunos están metidos hacia dentro la vagina de una niña y otros tienen unos labios gruesos deliciosos que sobresalen para saludarte. Otros están anidados entre el vello del cepillo y otros, cubiertos con una pelusa transparente. Aprecia las cualidades únicas de tu mujer y díle lo que la hace tan especial.

3.- Las mujeres son más verbales: Habla con ella de su hermoso coño.
Las mujeres son mucho más verbales que los hombres, cuanto más hables con ellas, más fácil será que se abran. Así, pues, todo el tiempo debes estar acariciando y mimando su hermoso coño. Habla frecuentemente con ella sobre el mismo.

4.- Lamer sus labios mayores, los interiores y buscar su clítoris.
Ahora, obsérvalo otra vez. Separa suavemente sus labios y mira los labios interiores, incluso, lámelos, si quieres. Luego, abre la parte superior de su coño hasta que puedas encontrar su clítoris. Las mujeres tienen clítoris de todos los tamaños imaginables, al igual que los hombres tienen diferentes tamaños de pene. Eso no significa nada sobre su capacidad para el orgasmo. Lo único que significa es que se esconde algo más de ella debajo de su prepucio.

5.- Cada vez que toque el coño de una mujer, asegúrese de que su dedo esté mojado.
Cada vez que toque el coño de una mujer, asegúrese de que su dedo esté mojado. Usted puede mojarlo o humedecerlo con los jugos de su interior. Asegúrese, por todos los medios, de mojarlo antes de tocar su clítoris ya que no tiene jugos propios de ella y es extremadamente sensible. Su dedo se adherirá al mismo y si está seco, le duele. Pero, de todos modos, no quieras tocarle su clítoris. Tienes que trabajarlo. Antes de que ella se excite, su clítoris es demasiado delicado para ser tratado.

6.- Juega con ella y acércate a su coño lentamente.
Acercáte a su coño despacio. A las mujeres, incluso más que a los hombres, les encantan ser objetos de burlas y bromear. La parte interna de sus muslos es su mayor punto sensible. Lámelos, bésalos, haz dibujos con la punta de tu lengua. Acércate peligrosamente a su coño, luego frótalo un poco estando separado. Hazla que se anticipe.

7.-  Juega con ella.
Ahora, lame el pliegue donde su pierna se encuentra con su vagina. Desliza tu cara entre su arbusto. Cepilla sobre su raja sin presionar, hacia abajo, para excitarla más. Después de que hayas hecho esto, llegado el momento en que tu dama se está deslizando de su asiento o posición y se está esforzándose para conseguir más de usted, acércate a ella. A continuación, pon tus labios justo encima de su raja.

8.- Bésala con suavidad, luego, más fuerte.
Bésala suavemente, luego, más fuerte. Ahora, usa tu lengua para separar los labios de su vagina y cuando la abra, pasa tu lengua arriba y abajo entre las capas de carne de su coño. Con delicadeza, abre más sus piernas con tus manos. Todo lo que tengas que hacerle a una mujer, cuyo sexo está a punto de ser comido, debe ser hecho con delicadeza.

9.- Fóllala con la lengua.
Fóllala con la lengua. Esto le sienta divino. También bromea con ella hasta el infinito porque, por ahora, requiere que se le preste un poco de atención a su clítoris. Échale un vistazo. Observe si su clítoris se ha puesto lo suficientemente duro para ver si está fuera de su capuchón. Si es así, lámelo. Si no lo puede ver, es que todavía está esperándole por debajo de su protección. Así pues, lleve su lengua hasta la parte superior de su raja y sienta su clítoris. Apenas puede experimentar su presencia. Pero, incluso, si no puede sentir la diminuta perla, puede hacer que se levante lamiendo la piel que la cubre. Ahora, lámelo con fuerza y presione sobre su piel.

10.- Trabaje su punta del iceberg.
Suavemente, separe los labios de su coño y mueva su lengua contra el clítoris, esté cubierto o no. Hágalo con rapidez. Esto debería hacer que sus piernas se estremezcan. Cuando sienta que ella se está excitando para el orgasmo, abra sus labios en forma de O y coja el clítoris con su boca.

Empiece a chupar con suavidad y observe la cara de su chica para comprobar sus reacciones. Si ella puede controlarlas, empiece a succionar con más fuerza. Si ella lo extrae, chupe incluso con más intensidad. ¡Adelante con ella! Si levanta su pelvis hacia arriba con la tensión de su creciente orgasmo, muévase con ella, no luche contra ella. Espere y mantenga su boca caliente sobre su clítoris. No deje que se corra. Eso es lo que ella está diciéndole también: “No pare, no se detenga nunca, por favor.”

Hay una razón para esto, la mayoría de los hombres paran demasiado pronto. Al igual que cuando se chupa la polla, esto es algo que merece la pena aprender y aprenderlo bien. Una vez, me comentaba una seguidora de mi blog lo siguiente:

“Conozco a un hombre que aparentemente es horrible, horrible de verdad, pero sabe comerle el coño a una mujer como nadie y nunca tiene problemas para conseguir una cita. Las mujeres lo tienen muy solicitado.”

11.- Fóllela con dos dedos.
Pero, volviendo a la sesión de comer un coño, hay otra cosa que puedes hacer para intensificar el placer de tu mujer. Puedes follarla con el dedo, a la vez que ella está disfrutando al lamerle su clítoris, con inteligencia. Antes, durante y después. A ella, le encanta esto a morir. Además de las zonas erógenas que rodean al clítoris, la mujer tiene otra zona extremadamente sensible en la “azotea” de su vagina. Esta es la zona que se frota cuando se la está jodiendo. Bueno, ya que tu polla está bastante lejos de su coño, tus dedos tendrán que follarla.

Tienes que hacerlo con dos dedos. Uno es demasiado delgado y tres son demasiado anchos y por eso no puedes profundizar lo suficiente. Asegúrate de que están húmedos para no irritarle su piel. Deslízalos en su interior, despacio al principio, luego un poco más rápido. Fóllala rítmicamente con ellos. Acelera cuando ella lo haga. Escucha su respiración.

Ella te hará saber lo que tienes que hacer. Si estás chupando su clítoris y follándola con los dedos al mismo tiempo, le estás dando mucha más estimulación de la que puedes darle solo con tu polla. Por lo tanto, cuenta que ella se está poniendo en lo alto de la cresta de su estimulación. Si hay alguna duda, compruébalo con los síntomas.

12.- Conozca sus síntomas orgásmicos para hacerlo incluso mejor.
- Cada mujer es única.
- Tienes que ver que uno de sus pezones se endurece cuando está excitada o cuando está teniendo un orgasmo.
- Tu chica se puede enrojecer o empezar a temblar.
- Conozca sus síntomas y serás un amante más sensible.

13.- No abandone su clítoris cuando ella empiece a orgasmar. (Piense en la mujer multiorgásmica).

Cuando empieza a tener un orgasmo, por el amor de Dios, no abandones su clítoris. Aguanta ahí hasta el infinito. Cuando ella empiece a descender del primer orgasmo, presiona con tu lengua a lo largo de la parte inferior del clítoris, dejando que tus labios cubran la parte superior. Mueve tu lengua dentro y fuera de su coño. Si tus dedos están dentro, muévelos un poco, con suavidad, porque sus zonas son muy sensibles en este momento.

Si juegas bien tus cartas, ella tendrá algunos orgasmos múltiples de esta manera. Una mujer permanece excitada durante toda una hora después de que ella haya tenido un orgasmo. ¿Te das cuenta del impacto total de esta información? ¿El potencial? Una mujer fue cronometrada con 56 orgasmos en una sola sesión. ¿Sabes qué efecto tendría sobre una mujer que le dieras 56 orgasmos? Ella sería tuya todo el tiempo que tú quisieras.

14.- La cereza en el pastel.
A algunas mujeres, les gustan que su hombre les frote en su parte anal con su dedo mientras la están comiendo por fuera.

15.-  Después de la ola orgásmica: manténgase haciendo el amor tranquilamente con ella. El último consejo que tengo para tí es este: Después de haber hecho que se corra, hazla tu esclava, dándole la mejor follada que ella haya tenido nunca. No la dejes sola todavía. Habla con ella, acaricia su cuerpo, sus pechos. Siga haciendo el amor con tranquilidad hasta que ella haya llegado al fondo. Un hombre puede bajarse y dormirse en el mismo aliento y no sentir ningún remordimiento, ningún sentido de pérdida. Pero, una mujer, por naturaleza, requiere alguna sensibilidad más por parte de su amante en esos primeros momentos después del sexo.

El sexo oral puede ser la experiencia sexual más excitante que puedas tener. Tómate tu tiempo, practica a menudo, presta atención a las señales de tu amante y, lo más importante de todo, disfrútalo.

Ahora, vamos a conseguirlo y hacer que tu pareja sonría y te ame siempre.

jueves, 16 de octubre de 2014

¿En qué piensas?

¿Cómo puedes sentarte allí y ofrecerme tu cuerpo y tu alma, ofrecérmelo todo? ¿Ofrecerme la calma, llenarme, poner tu mano fría sobre mi mente calenturienta y aliviarme? ¿Cómo puedes mostrar esta confianza en un monstruo con alma desgarradora? 


¿Cómo puede sentarse allí y decir sinceramente que me encuentras atractivo, que quiere chupar el tuétano de mis huesos?  ¿Usted que me conoce muy bien, usted que sabe exactamente quién y qué soy yo? ¿Usted que conoce exactamente lo que pasa en mi mente y conoce profundamente mi hambre?

Usted me conoce. Mi yo real. Se supone que corriendo y gritando, avisando a los demás de mi presencia. Y, sin embargo, usted se queda. Usted anida sus dedos entre los míos y su sonrisa contagiosa y no tiene miedo. Usted me conoce y todavía no tiene miedo. Usted me está invitando y dándome la bienvenida y no tiene miedo en absoluto.

¿No le molesta que cuando la miro, vea una fuente de alimentación? ¿Qué la observo con la mirada hambrienta de un vampiro a una vena bombeante? ¿Qué mire a su piel suave y pueda probarla con mis dientes?

¿No le molesta cuando muerdo sus labios hasta que pruebo la sangre y luego la chupo? ¿Qué pellizque sus pezones hasta que grite en mi boca y yo respire en tu agonía? ¿Qué te arrastre tirándote de los pelos y meta mis dedos en tu garganta?

¿No te molesta que yo estudie los métodos de tortura y los evalúe para maximizar el dolor y minimizar el daño? ¿Qué yo diga que es para mantenerte segura, pero cuánto de esto es, en realidad, solo para prolongar la tortura y mi disfrute de ti?

¿No te molesta que yo ni siquiera te pida que me obedezcas? ¿Qué yo disfrute saboreándote, saqueándote, hurgando en tu interior, imponiendo en vez de preguntar? ¿Qué ni siquiera te diga que te arrodilles, sino simplemente que lo hagas?

Puedo ser el más tierno y más cariñoso de los amantes y, sin embargo, cuando pienso en ti, solo puedo pensar en tus gritos, en tu aliento estremecedor, en tu entrega total y brutal.

lunes, 6 de octubre de 2014

¿Me va a doler?

“Me va a doler?”

Ella no estaba haciendo la pregunta como suena, como hipotética. En realidad, me estaba pidiendo que le hiciera daño. Lo necesitaba. Ella sabía que lo necesitaba y me estaba pidiendo que lo hiciera por ella.

El dolor es una cosa difícil para mí. No soy un sádico per se. Es decir que yo realmente no me quito de encima el hacerte daño. Pero, creo que es importante decir que me lo quito en la proporción que la energía que compartimos en una conexión realmente intensa. Así pues, ella me pidió si yo podía hacerle daño para alimentar algo dentro de mí.

“Sí, te haré daño.”

Ya lo se, entiendo por qué lo necesitas. Te empuja. Te desquicia. Algunas veces es sólo la manera que lo dejas detrás. Lo entiendo. Cuando eso funciona. Cuando dejas tu mente atrás, eres libre de disfrutar de las sensaciones de los animales primitivos de nuevas maneras. Cuando todo ha terminado, incluso con los moratones, te sientes como si te hubieran dado un masaje. La adrenalina se quema. Te sientes soñolienta, relajada y te gusta ser abrazada, tocada y acariciada. (Y eso también me encanta).

Al principio, eras consciente de mí, de mis acciones, pero al final, he desaparecido. No eres sólo tú, sino tu cuerpo, tu dolor, tu respiración, tu sexo, tu sudor, tus lágrimas y cuando estás bien, me convierto en un cuerpo, un hombre, un instrumento de tu dolor y, por último, el instrumento de tu alivio. Tengo la sensación de ser deseado y de que has dejado los antiguos límites detrás.

Hay algo en la energía que compartimos que es diferente cuando está sucediendo y cuando está hecha. Hay una conexión y una extraña sensación de seguridad, una nueva forma de confianza. Sabes que la he presionado al máximo y que cuando lo necesitas, puedo hacerlo por tí y para tí. Generalmente, no hay un lugar que no te haya tocado.

Esos son los momentos que las palabras no tienen manera de comprender, no hay maneras de entenderlos. Momentos que vamos a mantener entre nosotros y compartirlos solamente cuando nos sintamos seguros con nosotros mismos y, a continuación, cuando tú estés preparada.

“Y estos son los momentos que yo atesoro profundamente,” dijo ella

¿Voy a hacerte daño? Sí. Y me siento privilegiado de haber sido invitado.