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lunes, 6 de octubre de 2014

¿Me va a doler?

“Me va a doler?”

Ella no estaba haciendo la pregunta como suena, como hipotética. En realidad, me estaba pidiendo que le hiciera daño. Lo necesitaba. Ella sabía que lo necesitaba y me estaba pidiendo que lo hiciera por ella.

El dolor es una cosa difícil para mí. No soy un sádico per se. Es decir que yo realmente no me quito de encima el hacerte daño. Pero, creo que es importante decir que me lo quito en la proporción que la energía que compartimos en una conexión realmente intensa. Así pues, ella me pidió si yo podía hacerle daño para alimentar algo dentro de mí.

“Sí, te haré daño.”

Ya lo se, entiendo por qué lo necesitas. Te empuja. Te desquicia. Algunas veces es sólo la manera que lo dejas detrás. Lo entiendo. Cuando eso funciona. Cuando dejas tu mente atrás, eres libre de disfrutar de las sensaciones de los animales primitivos de nuevas maneras. Cuando todo ha terminado, incluso con los moratones, te sientes como si te hubieran dado un masaje. La adrenalina se quema. Te sientes soñolienta, relajada y te gusta ser abrazada, tocada y acariciada. (Y eso también me encanta).

Al principio, eras consciente de mí, de mis acciones, pero al final, he desaparecido. No eres sólo tú, sino tu cuerpo, tu dolor, tu respiración, tu sexo, tu sudor, tus lágrimas y cuando estás bien, me convierto en un cuerpo, un hombre, un instrumento de tu dolor y, por último, el instrumento de tu alivio. Tengo la sensación de ser deseado y de que has dejado los antiguos límites detrás.

Hay algo en la energía que compartimos que es diferente cuando está sucediendo y cuando está hecha. Hay una conexión y una extraña sensación de seguridad, una nueva forma de confianza. Sabes que la he presionado al máximo y que cuando lo necesitas, puedo hacerlo por tí y para tí. Generalmente, no hay un lugar que no te haya tocado.

Esos son los momentos que las palabras no tienen manera de comprender, no hay maneras de entenderlos. Momentos que vamos a mantener entre nosotros y compartirlos solamente cuando nos sintamos seguros con nosotros mismos y, a continuación, cuando tú estés preparada.

“Y estos son los momentos que yo atesoro profundamente,” dijo ella

¿Voy a hacerte daño? Sí. Y me siento privilegiado de haber sido invitado.

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