La
respuesta es poco seria: Porque puedo. La frivolidad superficial no tiene lugar
en este proceso de pensar. Las razones son muy importantes para mí.
El
poder es la primera palabra que viene a mi mente. Mi poder sobre su feminidad.
El portal para poseerla, dentro… por dentro y por fuera. Ella no puede escapar
del poder de mi empuje, si ella es mi pasión, ni ignorar la mitad de su culo,
si no estoy inspirado.
Control.-
Una palabra que no se puede negar. El saber que la controlo sexualmente, me
excita. Conocerla, mientras arrastro su culo hacia mi entrepierna con mis dos
manos viriles y apretando fuerte sus caderas, sabiendo que está siendo
controlada, incrementa mi lujuria para ejercer mi poder sobre ella.
Poder
y control.- Estoy empezando a sentir la definición de mis creencias.
Mi
autoridad se manifiesta por sí misma en mis direcciones. Cuándo, cómo y por
qué. No hay opciones. “Agáchate, perra, tu culo es mío.” Después de todo, yo
soy el Boss.
Poder,
control y autoridad.- En una relación de larga duración, con ella empalada por
mi falo, me satisface de tal manera que, la vinculación informal nunca lo hace.
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